Puede ser difícil cuantificar el fracaso
del canal de Televisión del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social,
pero una cosa es evidente, los quintanarroenses no lo ven, y tras esta premisa,
los 86 millones 560 mil pesos anuales del erario público aplicados en esta
entidad pueden ser la única diferencia entre su permanencia o clausura
definitiva, pues su producción es tan pobre e intrascendente que ni si quiera
logra cubrir las seis horas diarias de su programación y por lo mismo, a nadie
le importa esta señal.
Por: Esmaragdo Camaz
En veinticinco años de existencia,
cada uno de los directores del SQCS han hecho lo propio para hundir la tele-emisora
hasta llegar hoy, bajo de la dirección de Indhira Carrillo Domani, a un punto
en que dejarlo peor es imposible.
No se tiene registro documental o
anecdótico de que en algún momento –en 25 años-, el canal de Televisión del
SQCS haya sido sometido a un muestro de audiencia. Empresas como INRA, que
existe en México desde mucho antes del nacimiento de la tele-emisora y que ha
sido de alguna forma, una entidad confiable y con amplia experiencia en este
sentido, nunca fue consultada.
La razón por la que los directores
del SQCS no mandan a medir el tamaño de la audiencia del canal de Televisión es
muy clara, no quieren quedar en evidencia.
Como todo en el gobierno, de lo que
se trata es, no rendir cuentas y conservar la chamba. Es por ello que en el decreto
de creación del SQCS, un documento obsoleto y sin sentido, sus creadores
recurrieron a conceptos llenos de subjetividad que no sirven para evaluar lo
único que da sentido a un medio masivo de comunicación: el crecimiento y
conservación de la audiencia.
Un medio masivo de comunicación sin
audiencia, no es un medio masivo.
En el Capítulo II del artículo
SEPTIMO del documento en cuestión, relativo a los objetivos, dice a la letra:
“Tiene como objetivos inmediatos,
elaborar, producir y transmitir programas que promuevan el desarrollo del
Estado, difundan las acciones y obras de Gobierno, sus bellezas naturales y
turísticas, así como su historia y sus manifestaciones artísticas y culturales,
que estimulen la conciencia cívica fortaleciendo la identidad de los
quintanarroenses, propugnando por la integración social y política de Quintana
Roo”.
Este párrafo, que encierra en su
esencia el sentido del canal de Televisión estatal merece su riguroso análisis:
1.- Se entiende “elaborar,
producir y transmitir programas”, pero no queda claro qué es “el
desarrollo del Estado”, pues se trata de un término no sólo subjetivo,
sino por completo retórico y por lo mismo, imposible de medir y evaluar, al
menos no, si te producción de televisión se habla. El canal de Televisión mismo
es un ejemplo y reflejo del “desarrollo”, por lo que si alguien de casualidad
lo ve, se le distorsiona la imagen real del desarrollo de Quintana Roo, pues a
diferencia de su canal de televisivo, este no es un ente fallido.
2.- “…difundan las acciones y obras de
Gobierno”, en este apartado, la difusión está centrada en la imagen del
gobernador en turno. Y eso no le interesa a la población. La audiencia no se
gana por decreto. Y por ende, ¿qué sentido tiene aplicar millones de pesos del
erario público en una actividad inútil?, que ante las múltiples carencias de la
población, la exhibición del mandatario sólo crea un sentido de animadversión
hacia él mismo, o sea, más que beneficiar al gobernante, lo expone y lo
destruye, aunque quizá esto no se percibe, porque en un círculo vicioso perfecto,
la falta de televidentes no alcanza siquiera para que se produzca este efecto
negativo.
El 13 de Septiembre de 2007 perdió
sentido esta parte de los objetivos del decreto del SQCS. Ese día el Senado de
la República aprobó por amplia mayoría la más reciente Reforma Electoral, que
prohíbe, entre otras muchas cosas, la difusión de la imagen del gobernador en
turno en diversos medios, pero particularmente en la Televisión, sin importar
si esta es propiedad del gobierno o de una empresa privada.
Si el canal 7 más no respecta esta
disposición, cual suele hacerlo su directora, Indhira Carrillo Domani, es tema
aparte, pero las nuevas leyes superan por mucho el arcaico documento de
creación del SQCS y al no respectar la Ley Electoral, sólo es una expresión más
de la impunidad que prevalece en el Estado.
Pero hay un punto adicional en este
apartado, al menos dos veces al año durante este sexenio, cuando el gobernador
va a dar su informe de Gobierno, el SQCS contrata una empresa productora del estado
de Tamaulipas para realizar los spots del mandatario.
Y el día de la transmisión del
evento, en esa especie de tinglado cortesano que el mandatario en turno insiste
en protagonizar, es el equipo de Tamaulipas, que dotado de grúas, cámaras,
personal especializado y una unidad móvil, se encargan de producir la señal en
vivo. El problema no obstante persiste, porque al menos el año pasado, el canal
7 no pudo siquiera sacar una señal medianamente limpia, aceptable pues.
Fueron muchas las pérdidas de señal,
al grado que el evento se vio entrecortado, con la ventaja de que ante la falta
de audiencia y por lo mismo, el desinterés que causa entre la población los
informes de gobierno, nadie se sintió afectado por estas fallas.
3.- “…sus bellezas naturales y turísticas, así como su historia y sus
manifestaciones artísticas y culturales”, en este sentido, el SQCS se ha
justificado con un convenio firmado hace algunos años con el canal Sur, un
canal cablero con presencia entre la audiencia hispana de los Estados Unidos,
pero muy distante de las dos poderosas cadenas en Español, Telemundo y
Univisión, que juntas, se llevan el pastel de la pujante comunidad latina en
aquel país.
La estrategia del canal Sur es
adquirir gratuitamente -con el modelo de “alianza”-, programas de entidades
públicas de países de Latinoamérica, y con ello llenan una programación que explotan
comercialmente.
Pero la verdadera promoción de los
destinos turísticos y culturales de Quintana Roo en los Estados Unidos –de
donde proceden el 70 por ciento de los turistas-, se transmite a través de las
mega-cadenas nacionales como CBS, NBC y ABC, con espectaculares spots
producidos bajo los estrictos controles de calidad que imponen las cadenas
internacionales, que aglutinan millones de televidentes.
Este tipo de promociones que llegan
a canales con influencia en mercados masivos de países como Canadá, Europa,
Asia y Latinoamérica, incluidos canales nacionales en México, son financiadas
por los fideicomisos de promoción turísticas en los que sobresalen aportaciones
de los tres niveles de gobierno y de los propios turisteros.
Ante este escenario y su reducida
audiencia dentro del territorio estatal, esta premisa queda como otro objetivo
no alcanzado por el canal de Televisión del SQCS.
4.- “…que estimulen la conciencia cívica fortaleciendo la identidad de los
quintanarroenses, propugnando por la integración social y política de Quintana
Roo”, si algo falta en el estado es conciencia cívica, particularmente en
el norte de la Entidad.
Las cifras son claras. En las
elecciones de este año, la votación apenas rasguñó el 41 por ciento. Y
paradójicamente, en el norte del estado, donde la población es más abundante,
la proporción de emisión del voto es la más baja, en comparación a su número de
habitantes.
Y hay dato todavía más contundente
que da cuenta del fracaso de esta premisa del decreto de creación del SQCS.
La primera votación con la que fue
electo un gobernador de Quintana Roo -1975-, en este caso, Jesús Martínez Ross,
registró una asistencia del 99 por ciento a las urnas.
Y desde la creación del SQCS, el 31
de Enero de 1985, siendo gobernador, Pedro Joaquín Coldwell, el nivel de
votación se ha venido cayendo estrepitosamente hasta este 41 por ciento de
Julio pasado, al elegir gobernador a Roberto Borge Angulo.
Es decir que el canal de Televisión
del SQCS no logó estimular la conciencia
cívica fortaleciendo la política de Quintana Roo.
Y no lo logró con una tradicional
barra de noticieros obsoletos, castrante de la diversidad política, carente de
credibilidad, dedicada al enaltecimiento del gobernador en turno, caracterizada
por la censura, con falta de liderazgo y de paso, con directores de noticias
dedicados a ocultar información y no a difundirla, cual principio básico del
periodismo.
En 25 años, los noticieros de la
Televisión del SQCS en cualquiera de los nombres que ha tenido, no sólo han
sido los de más baja audiencia, sino los que menos han informado sobre los
temas que son del interés de los quintanarroenses y la falta de televidentes es
muestra de ello.
En 40 años, que de algún a manera es
con el nacimiento de Cancún un punto de partida en la reciente historia del
estado de Quintana Roo, la población aún no tiene identidad.
Ese objetivo del SQCS de crear
identidad tampoco se ha logrado. Los quintanarroenses carecen aún de un
platillo que los identifique, de un estilo musical, de un traje regional, de un
acento al hablar y de tantas cosas más, que este canal de Televisión no ha sido
capaz de plasmar o comunicar de una forma en que hubiera ayudado al
descubrimiento de este aspecto fundamental en la vida de un pueblo.
Ninguno de los objetivos planteados en
ese párrafo del decreto de creación ha sido cabalmente alcanzado 25 años
después.
Hacer cuentas de los millones de
pesos que se han perdido para este fracaso durante 25 años resulta ya un
ejercicio ocioso. Y no hay forma de recuperar el tiempo perdido.
El 19 de Junio de 2007, Félix
González, el gobernador, le entregó a Indhira Carrillo Domani la dirección del
SQCS. Y con el ingreso de esta mujer que alguna vez fue reportera en Cozumel,
el canal está hoy en su etapa más crítica y agonizante.
El canal de Televisión del SQCS
tiene dos foros. En el más grande de ellos realizar un programa en vivo es un
verdadero suplicio. Las cámaras fallan todos los días y los micrófonos apenas
sirven. En la parte alta del estudio, donde se encuentra la cabina, lugar en el
que el productor del dirige la emisión, el equipo es tan arcaico y fallido, que
todos los días es un reto sacar el programa al aire.
De vuelta abajo al estudio, los
conductores deben improvisar largos minutos para llenar el tiempo. No existen
los scrips, porque tampoco hay cómo leerlos. No tienen tele-prompter, o sea, la
pantalla que despliega el texto que lee el presentador del programa y que se
coloca por enfrente de la lente de la cámara.
Tres de estos aditamentos que todo equipo
de televisión posee, no costarían más de 50 mil pesos, pero Carrillo Domani
todavía no los ha comprado y el resultado al aire es pésimo. Aquellos
presentadores tan destacados de la Televisión nacional e incluso los cómicos,
usan este recurso.
En el segundo estudio, donde se
realizan los noticieros, sí hay tele-prompter. Es una adaptación de una laptop
de cabeza, que con el ingenio de alguien, sirve para –más o menos-, tener dónde
leer las noticias.
En la sala de post-producción, donde
se complementa la producción de programas pregrabados, el drama que viven los
productores es diario.
Hoy tienen una casetera -sólo una-,
para transferir video de la cinta a la PC. La cola para hacer el transfer
parece la de las tortillas y los productores de televisión, formados en la
denigrante fila, pierden horas y horas sin que a nadie parezca importarle.
Y si la casetera falla un día, cosa
que ha sucedido, entonces se acaba el caos. Todos los productores concluyen en
que la cola es ya innecesaria y buscan cómo matar el tiempo en alguna otra
actividad todavía más improductiva.
El máster de la Tele-emisora es una
joya digna de un premio. Es un museo viviente de la Televisión y los técnicos
no terminan de entender aún cómo han logrado sacar una señal al aire después de
25 años, pues por increíble que parezca, la base con la que trabajan es la
misma de aquel entonces.
En cuanto a los equipos portátiles,
la situación no es muy diferente. Los vehículos –los pocos que quedan-, un día
fallan y otro también. Las cámaras cada vez son menos profesionales, pues por
ahorrar, el SQCS adquirió todavía en este sexenio, algunas que rayan en verdaderas
cámaras de juguete.
Hay ocasiones que un equipo portátil
falla en una entrevista que llega a edición sin audio por la simpleza de que el
cable falló.
Pero todo lo anterior es poco si se
considera el siguiente punto. La producción de programación en la
administración de Indhira Carrillo Domani se ha venido al suelo superando
cualquier récord mundial.
En este momento la Televisión del
SQCS produce sólo 9 programas. Y dos noticieros. Y opera con un presupuesto de
86 millones 560 mil pesos cada año.
Estos 9 programas y dos noticieros
no le alcanzan para llenar las 6 horas diarias que transmite. Es decir, que de 42
horas semanales de programación, sólo cubre unas 19 horas, o sea, menos de la
mitad. El resto de los programas que necesita los toman por convenio del Canal
11 y del 22.
Cuando el presidente de la República
ha anunciado el cambio tecnológico y el fin de la televisión análoga para un
plazo que no supere el 2015, el futuro del canal de Televisión del SQCS es
claro.
Para que este canal de Televisión
logre seguir al aire dentro de 5 años necesitará un cambio total. Será como
empezar de cero.
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