La abultada deuda de 18 millones de
pesos que el Ayuntamiento de Benito Juárez sostiene con su sindicato resultó en
una negociación en la que el alcalde perredista suplente, Jaime Hernández
Zaragoza, negoció con el gobernador Félix González Canto, tres cosas: su
incorporación al PRI, un cargo en el gobierno de Roberto Borge Angulo y una
reducción no mayor al 25 por ciento de su sueldo como alcalde, que de acuerdo
al tabulador, es de unos 90 mil pesos mensuales. A cambio, el munícipe –todavía
en funciones-, servirá incondicionalmente a los intereses del gobierno del
estado.
Por: Esmaragdo Camaz
Son casi 2 mil 500 los trabajadores
sindicalizados del Ayuntamiento de Benito Juárez. Las deudas acumuladas por
prestaciones, aportaciones y otros conceptos, suman unos 18 millones de pesos. Delia
Alvarado, dirigente del gremio, tradicionalmente al servicio del PRI, ha
aceptado en números cerrados, 14 millones de pesos para saldar el adeudo.
A cambio de esto tiene la garantía
del alcalde y del gobernador de que todas las deudas serán saldadas antes del
20 de Diciembre. Con esa seguridad, la dirigente –con más de una década en el
cargo-, ha adoctrinado a la burocracia cancunense y ésta se mantiene en calma
en espera del dinero.
Con el acuerdo, que en ningún caso
vislumbra incumplimiento, queda también asegurada la militancia gremial a favor
del PRI, lo que viene a reforzar la visión de que en la próxima administración
perredista de Julián Ricalde Magaña, el partido oficial reforzará su presencia
hasta imponerse gradualmente al interior del Ayuntamiento Benito Juárez-Cancún,
copando las acciones del sol-amarillista.
La
negociación
Las negociaciones quedaron listas
hace poco más de una semana, por eso el movimiento sindical ha estado tan
tranquilo luego de amagar originalmente con acciones de presión a autoridades.
El alcalde perredista Jaime
Hernández Zaragoza, quien asumió como suplente de Gregorio Sánchez Martínez el
26 de Julio pasado-, pidió al priísta gobernador del estado, Félix González Canto,
una secretaría de estado o al menos una dirección en el gabinete del gobernador
electo, Roberto Borge Angulo, quien asumirá el cargo el próximo mes de abril.
De acuerdo al tabulador oficial de
percepciones del Ayuntamiento de Benito Juárez, el titular del poder municipal
gana unos 90 mil pesos mensuales. Jaime Hernández Zaragoza pidió que su sueldo
sea respectado aceptando una disminución bruta no mayor al 25 por ciento.
Y pidió su incorporación inmediata
al Partido Revolucionario Institucional (PRI) como un gesto de garantía del
acuerdo, pues la negociación contempla que el cambio de partido del munícipe
suceda antes del mes de abril, cuando éste entregue el poder a Julián Ricalde
Magaña, el primer edil electo.
Garantías
El gobernador del estado, Félix
González Canto comprometió su apoyo para la adquisición de automóviles y
motocicletas que serán rifadas entre los cancunenses para incentivar la
recaudación tributaria en esta temporada de fin de año y que son recursos que
serían utilizados para pagar los 14 millones de pesos comprometidos a favor del
sindicato de Delia Alvarado.
Pero con la seguridad gubernamental
que la lideresa contiene al gremio y la incertidumbre que impera en las cajas
recaudatorias municipales, lo que vale en este acuerdo es la palabra empeñada
del gobernador que garantizó el pago de los 14 millones de pesos a los
burócratas benitojuarences antes del 20 de diciembre.
Así, el gobierno del estado
responderá –si la recaudación municipal no es la esperada-, con el pago de los
14 millones de pesos a los burócratas municipales.
Todos
ganan
Es un acuerdo ganar-ganar, es la conclusión
a la que llegan todas las partes.
Delia Alvarado se fortalece ante la
base trabajadora y ésta será en su conjunto, una masa fiscalizadora que
reportará al estado cualquier movimiento de los perredistas, quienes ya se
preparan a ingresar con Julián Ricalde Magaña.
Jaime Hernández Zaragoza aprovecha
la oportunidad y sin más posibilidades en el futuro inmediato, logra una salida
benéfica para sus intereses personales, aunque no de partido, pues desde ahora sus
correligionarios, los perredistas, ya lo ven con la desconfianza de un traidor.
Félix González Canto gana más
adeptos al solventarle el problema a más de 2 mil 500 familias, mete control
entre actores políticos supuestamente opositores, allana el camino al próximo
gobernador, y todavía deja para él mismo una veta abierta, para futuros puestos
de elección popular, como podría ser, una senaduría.
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