Cancún chico, Chetumal grande


Como hace dos décadas, algunos sectores de la política pretenden gobernar Cancún desde Chetumal. El Congreso y el Poder Judicial son los mecanismos que han aparecido en las últimas semanas. Un sector del Ayuntamiento prepara una controversia constitucional para ver si Cancún ha dejado de ser un pueblo chico.

Por: Hugo Martoccia

Como dice el tango, 20 años no es nada. Y parece que para Cancún es cierto. Hace 20 años esta ciudad era menos de la mitad de lo que es ahora, y se gobernaba, de hecho, desde Chetumal. De allá venían los alcaldes y los recursos. También las órdenes. Era todo tan increíble que ser alcalde de Cancún era un paso para irse al Congreso federal.

Y como 20 años no es nada, estamos en 2010 y el pasado nos alcanza.

En las últimas semanas, el Congreso del estado modificó, con discutible criterio constitucional, las tablas de valores catastrales que son la base para el cobro del predial en el municipio.

La Sala Constitucional y Administrativa del Tribunal Superior de Justicia del estado revocó la concesión para la recolección y disposición final de residuos sólidos de Domos en Cancún, que había otorgado el Cabildo.

Y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente  (Seduma) se hizo cargo de este servicio durante la Cumbre Climática COP 16, por medio de un convenio que los regidores no aprobaron y que es tan dudoso como todo lo demás.

Todo ello, amén de que cada quincena hay que pedir dinero al estado para pagar las cuentas, o que cada paso que se dé en el Ayuntamiento tiene que tener la venia de la decena de funcionarios priístas que lo manejan, entre ellos la líder del sindicato de trabajadores, Delia Alvarado.

Esos hechos, para nada aislados, marcan la ofensiva desde Chetumal, que de fondo esconde dos intereses: someter a Cancún, ese hijo díscolo que reniega del PRI cada vez que puede, y a su vez ponerle como candidata a alcaldesa para 2013 a la diputada priísta Laura Fernández.

En medio de esta suerte de deja vu, un grupo de regidores decidió salir a disputar el más elemental espacio de autoridad, y anunció, en sesión de Cabildo, que presentará una controversia constitucional, porque presupone que no existe ninguna ley que le de facultades al Congreso para modificar unas tablas catastrales que el Cabildo votó.

Además, consideran que los diputados, al modificar las tablas de 2010 y dejar vigentes las de 2007, han impedido que el Ayuntamiento cumpla con un mandato constitucional, que le exige que los valores catastrales de los predios sean iguales a los comerciales.

En el primer punto, los regidores dicen que la ley es muy clara. El Congreso puede aprobar (o no, en su caso) las tablas; no tiene facultad para modificarlas.

A continuación, las leyes en las que se basan los ediles, y que será una nueva batalla por Cancún.


El recorrido legal

El primer paso es, lógicamente, el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 

La Fracción IV D, párrafo tercero de ese artículo dice:  

LOS AYUNTAMIENTOS, EN EL AMBITO DE SU COMPETENCIA, PROPONDRAN A LAS LEGISLATURAS ESTATALES LAS CUOTAS Y TARIFAS APLICABLES A IMPUESTOS, DERECHOS, CONTRIBUCIONES DE MEJORAS Y LAS TABLAS DE VALORES UNITARIOS DE SUELO Y CONSTRUCCIONES QUE SIRVAN DE BASE PARA EL COBRO DE LAS CONTRIBUCIONES SOBRE LA PROPIEDAD INMOBILIARIA.

La Constitución de Quintana Roo dice, en su artículo 153, fracción II, párrafo segundo:

“Los Ayuntamientos, propondrán a la Legislatura del Estado, a más tardar en el mes de octubre de cada año, con arreglo a los principios de equidad, proporcionalidad, racionalidad y capacidad contributiva, las cuotas y tarifas aplicables a impuestos, derechos, contribuciones de mejoras y las tablas de valores unitarios de suelo y construcciones que sirvan de base para el cobro de las contribuciones sobre la propiedad inmobiliaria, en el ejercicio fiscal inmediato siguiente”.

Este párrafo  se repite a la letra en el artículo 66, inciso i, de la Ley de los Municipios del estado. La Ley de Catastro, en su artículo 20, inciso III, cuando habla de las atribuciones de los ayuntamientos en materia catastral, dice: “Proponer a la Legislatura del estado, las tablas de valores unitarios de suelo y construcciones, para su aprobación en su caso”.


Ahora bien, todos estos artículos dicen que el Cabildo envía una propuesta para su aprobación o no. Sin embargo, cuando se revisa la Ley Orgánica del Poder Legislativo, en su artículo 16, que habla de las facultades de la Legislatura, no se menciona la atribución de modificar dichas tablas.

Y, ya se sabe, los servidores públicos sólo pueden hacer lo que la ley les permite. Nada más. Si no se habla de modificar, no pueden modificar, según la versión de algunos regidores.

En el segundo punto, los ediles consideran que al modificar sus tablas para el cobro del predial 2010, los diputados le impiden cumplir con una reforma constitucional federal publicada el 29 de diciembre de de 1999, que obliga a equiparar valores catastrales con los comerciales en los municipios.

En el artículo quinto transitorio de la misma reforma, que obliga a estados y municipios “adoptar las medidas conducentes a fin de que los valores unitarios de suelo que sirven de base para el cobro de las contribuciones sobre la propiedad inmobiliaria, sean equiparables a los valores de mercado de dicha propiedad”.

La batalla ahora de dará al interior del propio Cabildo, porque el alcalde Jaime Hernández prefiere no enfrentarse con el estado, por la precariedad de su situación financiera, y el alcalde electo Julián Ricalde está ocupado en prepararse para asumir su cargo el 10 de abril.

800 mil habitantes de Cancún, mientras tanto, ven cómo su ciudad se mueve como un perro cachorro al capricho de un amo cruel.  
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