El convulso Quintana Roo del 2010 y el futuro incierto que viene


La política, la narco-violencia y la caída de la afluencia turística son los temas que ocuparon la atención del público quintanarroense en este 2010. En un tiempo inmediato, cuando estamos en la antesala de un nuevo gobierno, el futuro del estado es incierto –entre otras razones-, por la nueva conformación geopolítica municipal y la llegada del que será el gobernador más joven que Quintana Roo haya tenido.

Por: Esmaragdo Camaz

El proceso para elegir al nuevo gobernador fue el tema que abrió el año. Como nunca antes en la historia de Quintana Roo, la disputa por el poder convulsionó a la clase política al interior del propio partido dominante, el PRI.

Más que entre opositores políticos, la lucha por la herencia del gobierno de Félix González se centró entre al menos tres personajes priistas que durante todo el proceso fueron opositores al proyecto oficialista de abanderar al hoy gobernador electo, Roberto Borge: Carlos Joaquín González, diputado federal por Quintana Roo, Eduardo Espinoza Abuxapqui, quien será diputado local y Gabriel Mendicuti Loría, ex secretario de Infraestructura.

El 27 de Marzo, Joaquín González -autodenominado principal aspirante a la gubernatura-, dimitió a su búsqueda por la candidatura. Al diputado lo acusan hoy sus simpatizantes de una negociación con el gobernador, de la que habría obtenido candidaturas municipales y las planillas del cabildo en al menos tres ayuntamientos, Benito Juárez, Solidaridad, Tulum.

Pero de ahí derivó el debilitamiento del PRI, que perdió en cinco municipios que ahora tienen los partidos de oposición, PRD y PAN. Pero si la mayoría de los 9 municipios los tiene la oposición, el PRI mantiene todavía la gubernatura y el congreso del estado.

En este sentido, la tendencia esperada es que todas las decisiones del nuevo gobernador serán aceptadas en el Congreso sin demora, mientras en los municipios, por donde algunas iniciativas tienen que ser respaldadas por los Ayuntamientos, los operadores de Roberto Borge deberán hacer labor de cabildeo para obtener con al menos el apoyo de un alcalde opositor, la aprobación de tales reformas.

En tanto, Julián Ricalde Magaña, el alcalde electo de Cancún, ya es el líder de los alcaldes de oposición y sólo queda esperar si como se prevé, los cinco munícipes se convierten en verdad en contrapeso del gobierno priista.

En medio de este proceso electoral y por segunda ocasión en la corta historia de Quintana Roo, un alcalde de Cancún visualizado con posibilidades reales de acceder a la gubernatura del estado, es enviado a la cárcel.

Esta vez le tocó a Gregorio Sánchez Martínez. El 25 de Mayo y a 40 días de las elecciones del 4 de Julio, “Greg” Sánchez fue detenido por policías federales en el aeropuerto internacional de Cancún, acusado de delitos ligados al narcotráfico.

Desde entonces, se encuentra recluido en un penal de Nayarit en espera de una sentencia. Delincuencia organizada, delitos contra la salud, en su modalidad de fomento, así como operaciones de recursos de procedencia ilícita, son las imputaciones en su contra.

Y hace apenas unos días, Salvador Rocha Vargas, ex secretario de seguridad pública estatal y quien compartió celda en Nayarit con el ex alcalde de Cancún, reveló que éste se encuentra devastado.

El 11 de diciembre, Rocha Vargas logró recuperar su libertad luego de permanecer en la penitenciaría de Nayarit desde el 2 de septiembre de 2009, cuando fue detenido al ser señalado como protector de narcotraficantes en un video póstumo de tres sujetos que fueron ejecutados en Cancún.

El ex funcionario fue exonerado de los cargos.

Quintana Roo pasó este 2010 de la narco-política a la narco-violencia que ya empieza a ser urbana.

Raro en el ejercicio periodístico, pero un hecho que no ocurrió pudiera ser de todas, la noticia del año para Quintana Roo, en particular para Cancún.

El 15 de septiembre muy temprano, a eso de las 5 horas, una alerta de los vecinos de la colonia El bosque, de la ciudad de Cancún, derivó en un despliegue policiaco que produjo la captura de 5 sujetos fuertemente armados a bordo de una camionera Durango, que se desplazaba sobre la avenida 20 de noviembre.

Esto llevó a policías federales y el ejército a una casa de seguridad en la zona de Rancho Viejo y en la que estos individuos tenían un arsenal. La captura de los delincuentes –autoproclamados zetas-, fue un acierto de las fuerzas de seguridad.

Pero lo mejor vino dos días después, cuando uno de los detenidos, le declaró al ministerio público que al momento de su detención, se dirigían a la plaza de la Reforma, la sede del Ayuntamiento de Cancún y el escenario de lo que esa noche sería la celebración del bicentenario de la Independencia, para ejecutar un atentado contra la masa ahí reunida.

El objetivo era mantener ocupada a toda la fuerza policial con la masacre mientras otro grupo delictivo ingresaba a la cárcel de Cancún para liberar a un número indeterminado de reos, entre ellos, a miembros de la organización criminal a que dijeron pertenecer.

Sobra decir lo que hubiera sido para Cancún y Quintana Roo si el atentado hubiera prosperado.

Pero este frustrado suceso delictivo fue una excepción a la regla, pues la violencia se dejó sentir en una realidad que este año han puesto a los quintanarroenses, particularmente del norte del estado y de Cancún, con los pelos de punta.

Estos son tan sólo algunos de los casos delictivos que más consternaron a la opinión pública en 2010:

En la región 229 de Cancún, 7 trabajadores del bar Castillo del Mar murieron calcinados producto de un incendio provocado por el crimen organizado. Los hechos ocurridos el 31 de agosto se produjeron como una venganza en contra del propietario del lugar, quien habría denunciado ante la procuraduría estatal que estaba siendo amenazado para pagar protección.

El 8 de diciembre, la delincuencia organizada ejecutó en menos de 24 horas a cuatro personas en distintos puntos de la ciudad de Cancún. En todos los casos, las víctimas presentaban el tiro de gracia en la cabeza. Estos hechos no han sido esclarecidos hasta hoy.

El 13 de diciembre en el fraccionamiento Paraíso Maya de la región 107 de Cancún, el hallazgo del cuerpo putrefacto de una mujer desmembrada escandalizó una vez más a la sociedad cancunense.

Y al día siguiente, el 14 de diciembre, 4 policías del sector 5, ubicado en la súper manzana 15, fueron asesinados en una caseta de vigilancia. Y aunque la procuraduría sostiene que uno de los policías mató a sus tres compañeros y después de suicidó, versiones periodísticas ofrecen detalles de que un grupo de sicarios los ejecutó resultado de un ajuste de cuentas, pues los uniformados habrían servido al narcotráfico.

Este cierre de año ha sido para Cancún sin duda, uno de los más violentos en su corta historia.

En lo económico, la COP16 fue la esperanza para levantar los bajos niveles de ocupación registrados este año. Pero ya en la práctica, el beneficio fue básicamente para el operador del hotel sede y la supuesta derrama que el fallido encuentro traería a Cancún sólo fue una justificante más para realizar un evento que deja en la historia de la ciudad la sensación de que en materia de protección al medio ambiente no hay resultados, tal como es el caso mismo de este polo turístico.

En el futuro inmediato, en el próximo mes de abril, Quintana Roo iniciará una nueva administración con Roberto Borge Angulo a la cabeza. Con tan sólo 31 años, sin experiencia en cargos ejecutivos de primer nivel, con una diputación federal trunca y con el poder inconmensurable que ofrece el cargo de gobernador, este joven tendrá el difícil reto de llevar a buen puerto un estado con características sui géneris, cimentado en la frágil economía del turismo y asediado por el poderoso imperio del narcotráfico y del crimen organizado, en medio de la necesidad de cientos de miles que buscan en territorio quintanarroense riquezas y de decenas de miles que sobreviven con menos de lo necesario para apenas comer.

El nuevo ejecutivo estatal tendrá que hacer uso máximo de imaginación y pericia para lograr conciliar entre tantos intereses, la aplicación de aquellas políticas públicas que si bien no dejan satisfecho a todos, al menos sirven al beneficio de algunos.

La pregunta es, ¿Quiénes serán esos algunos?
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