Trigos Perdomo, hechura de Carlos Joaquín González
Por:
Expediente Quintana Roo
Publicado:
En 2005, al inicio de su mandato
como presidente municipal de Solidaridad, Carlos Joaquín González sacó del
banco HSBC a un modesto funcionario de nombre Carlos Trigos Perdomo.
Originalmente lo instaló en el Ayuntamiento como director de Planeación, pero
gracias a sus relaciones en la banca privada y bajo la tutela del hoy diputado
federal, juntos armaron una mancuerna que produjo millonarias ganancias que
tienen hoy a un padre de familia a punto de ir a la cárcel.
Por: Esmaragdo Camaz
El caso Carlos Joaquín-Trigos
Perdomo es el mejor ejemplo de cómo la impunidad y la corrupción tienen alcance
trans-gubernamental. Lo que el diputado federal empezó en Solidaridad hace
media década, ya dañó a Cancún hoy, y si no hay quien lo pare, puede sin duda,
alcanzar también a todo Quintana Roo.
Lo que Carlos Joaquín toca, lo
pudre.
Carlos Trigos Perdomo, un modesto
funcionario del banco HSBC, fue incorporado por Carlos Joaquín González en 2005
como director de Planeación del Ayuntamiento de Solidaridad.
En ese entonces, Trigos Perdomo, quien
desde entonces residía en la ciudad de Cancún, tenía un estilo de vida modesto.
No poseía carro de lujo y su estilo de vida no superaba a un clase-mediero.
Pero en cinco años, bajo la tutela de Carlos Joaquín, este hombre se transformó
en un potentado.
El caso de Carlos Joaquín González
en ese entonces no era muy diferente. Ligado a la familia cozumeleña Joaquín
Coldwell, el novel alcalde rentaba originalmente –al inicio de su mandato-, un
departamento en Playa del Carmen.
Poco tiempo después de su incursión
como director de planeación –y por sus relaciones con la banca privada-, Carlos
Joaquín González designó a Carlos Trigos Perdomo tesorero de Solidaridad.
En esta posición, la mancuerna
Trigos-Joaquín produjo en tres años una dinámica de riqueza inusitada. En ese
entonces por cierto, Trigos Perdomo era constantemente despreciado por
funcionarios del Ayuntamiento, pero sólo tolerado por su cercanía con el
acalde, pues era conocida de todos la extrema confianza que de él gozaba.
Al término de esa administración
municipal, los dos Carlos ya eran vecinos en el exclusivo fraccionamiento
Playacar.
Carlos Joaquín González, todavía
siendo presidente municipal de Solidaridad, sufrió un robo en su residencia de
Playacar, lo que sirvió para que la opinión pública conociera la clase de
riqueza que el munícipe guardaba en casa, como alhajas con diamantes,
esmeraldas y relojes Rolex, así como dinero en efectivo, que juntos sumaban
–según se dijo en ese entonces-, más de un millón de pesos.
En el caso de Carlos Trigos Perdomo,
no sólo compró en Playa del Carmen una casa en Playacar, sino que posee otra
propiedad en el también exclusivo residencial Playa Magna, en el municipio de
Solidaridad.
Con un cabildo a modo y un una
mayoría legislativa priísta, las cuentas públicas de Carlos Joaquín González
pasaron en el Congreso del estado en el 2008 sin mayores problemas.
Carlos
Joaquín, la mano que mece la cuna
Ese mismo año, cuando Gregorio
Sánchez Martínez asumió como presidente municipal de Benito Juárez, Carlos
Joaquín González, quien impulsó la campaña del guerrerense, impuso a Carlos
Trigos Perdomo en la tesorería de Benito Juárez, garantizándole al novel
alcalde –entre otras cosas-, que su tesorero le resolvería el problema de
liquidez cada quincena.
Ya sobre la marcha, los Carlos
realizaron operaciones financieras en diversos sentidos. Mantuvieron la fluidez
de efectivo en Benito Juárez, desviaron recursos para campañas electorales e
hicieron crecer sus fortunas personales. Aplicaron en Cancún lo mismo que con
éxito habían operado en Solidaridad.
En Playa del Carmen, la impunidad
garantizada por Carlos Joaquín González le permitió a Carlos Trigos Perdomo
mantener sin preocupaciones sus propiedades a su nombre, pero en Benito Juárez,
ya con Gregorio Sánchez Martínez en la cárcel y una abierta confrontación con
el gobierno del estado, esta condición terminó por hundir al tesorero, tal como
lo dio a conocer en un artículo revelador Expediente Quintana Roo.
Apenas la semana pasada, el Congreso
del estado dio a conocer un desfalco superior a 160 millones de pesos en Benito
Juárez, en su mayoría, recursos sin comprobar procedentes de la tesorería, y de
obras públicas no realizadas.
Y si las nuevas propiedades en
Cancún del ex tesorero de Benito Juárez, Carlos Trigos Perdomo, están
calculadas en unos 10 millones de pesos (20 MDP en valor comercial), esto es
todavía una cifra muy inferior a lo que el Legislativo reclama.
Entonces, si Trigos Perdomo tiene
una fortuna muy inferior a lo que reclaman los diputados, la pregunta es: ¿Quién
se benefició con los otros millonarios fondos públicos?
Desde ese 2005 cuando Carlos Trigos
Perdomo dejó el HSBC, Carlos Joaquín González ha dictado las acciones de su
tesorero. Desde Solidaridad y aún en su paso por Benito Juárez, el ex
funcionario bancario ha sido el alfil financiero del diputado federal contador
público, y todavía hoy sigue rindiéndole cuentas.
No es secreto entre ex funcionarios
del gobierno de Benito Juárez, que las órdenes del entonces alcalde, Gregorio
Sánchez Martínez, no parecían ser suficientes para el tesorero de Benito
Juárez, Carlos Trigos Perdomo.
En más de una ocasión, los
funcionarios que recibían aprobación del Sánchez Martínez debían esperar hasta
que Trigos Perdomo recibiera aprobación externa para autorizar operaciones de
todo tipo.
Un
padre de familia con un pie en la cárcel
En los últimos días de junio de este
año, Gregorio Sánchez Martínez ya estaba en la cárcel. Carlos Joaquín González
ya disfrutaba en el Congreso de la Unión
el millonario acuerdo para desistir de la gubernatura y Carlos Trigos
Perdomo no sabía cómo explicar a sus hijas que él no era un delincuente, o al
menos, que él no era el único.
Carlos Trigos Perdomo dejó el banco
en 2005 y aprendió que en la política servir al padrino le garantiza impunidad.
Por eso hoy no entiende cómo estando Carlos Joaquín González en el Congreso, él
está con un pie en la cárcel.
En su lógica, sus propiedades son
producto de sus comisiones y el capital restante son los recursos que despachó
para sus jefes. Por eso no termina de entender porqué tiene que afrontar solo lo
que ya vislumbra como un juicio inminente.
Adicionalmente, la vida de su
familia -que le cambió para siempre-, hoy sufre otro revés y no entiende
porque, si actuó en equipo, hoy está tan solo.
El desenlace de este caso está cerca
y parece que nadie –ni el propio Trigos Perdomo-, puede saber bien a bien si
todos los responsables del millonario desfalco pagarán por ello.
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