¿Y los números de las carpetas de investigación? ¿Alguien conoce cuáles son los números de las investigaciones de los siete funcionarios borgistas que Carlos Joaquín afirma haber denunciado días atrás? ¿Fue una denuncia penal o mediática? ¿Acaso una denuncia virtual?
Estos son los siete ex funcionarios de Roberto Borge que el gobernador Carlos Joaquín afirma haber denunciado penalmente por irregularidades estimadas en unos 2 mil millones de pesos: Fernando Escamilla Carrillo, Ariel Federico Meeser, Andrés Canul, Eliezer Villanueva, Paulina García, Mauricio Rodríguez Marrufo y Juan Pablo Guillermo.
Cómo olvidar el día que el gobernador Carlos Joaquín hizo su espectacular anuncio de los 7 denunciados en el matutino de Televisa. En el mismo espacio donde Carlos Loret de Mola lo trabó cuando lo cuestionó por el dispendio de su actual secretario de Finanzas, el poblano Juan Vergara, sujeto que se ha convertido en un verdadero lastre para el mandatario. Eso fue el 19 de Diciembre pasado y de eso ya pasaron ocho días.
Uno de los supuestos denunciados, Mauricio Rodríguez Marrufo, quien sirvió a Roberto Borge como titular de Desarrollo Urbano, confirmó hace apenas unas horas que no hay denuncias en su contra. Este mismo personaje es hoy secretario del Ayuntamiento de Benito Juárez. Su jefe es el presidente municipal de Cancún Remberto Estrada, quien por su parte también confirmó que no existe hasta hoy denuncia en contra de su funcionario.
¿Y entonces?
El caso de Mauricio Rodríguez Marrufo es muy emblemático y una especie de prototipo de la política quintanarroense. Y vale la pena ahondar un poco más en él para entender lo que está pasando en este complicado entramado.
Compañero de infancia de Roberto Borge, Mauricio Rodríguez Marrufo es hijo de Bello Melchor Rodríguez Carrillo. Éste último fue procurador de Justicia con Félix González Canto.
Apenas en Enero pasado, Bello Melchor Rodríguez Carrillo –como muchos priistas-, pactó con el entonces precandidato Carlos Joaquín González y se convirtió en uno de sus más importantes aliados y operadores en Cozumel, donde la alianza PAN-PRD ganó gubernatura y presidencia municipal.
Pero además de este pacto y al margen de sus deficiencias como ex funcionario público, Bello Melchor Rodríguez y su prole es una familia muy estimada entre las familias gobernantes de Cozumel y de alguna forma todos ellos son parte de una misma familia que ha gobernado Quintana Roo en las últimas décadas. Entre ellos destacan apellidos como Joaquín, González, Borge, Marrufo, Villanueva, Martín y algunos otros.
En ese contexto político-familiar Bello Melchor Rodríguez Carrillo y el gobernador Carlos Joaquín González son amigos, aliados, casi familia.
¿Cómo podría entonces decirle Carlos Joaquín a Bello Melchor “voy a meter a tu hijo a la cárcel”?—es una pregunta que un colega experto en el árbol genealógico-político del estado planteó en una mesa entre amigos.
Quizá para el público este tipo de historias puedan parecerles extrañas, pero si Usted lo piensa un poco más, va a concluir en que Carlos Joaquín es un “destacado” priista, forma parte de estas familias cozumeleñas del poder y se conduce por usos y costumbres como todos los suyos en Quintana Roo.
La postura de Carlos Joaquín de llevar a Roberto Borge y a sus ex funcionarios ante la Justicia es una simulación. Y no puede ser de otra forma. Hay demasiados cruces entre familias. Hay compromisos, lazos y antecedentes que se entrecruzan a cada paso que el gobernador intenta dar.
Carlos Joaquín abrió la caja de pandora y ahora no sabe cómo cerrarla. Se aprovechó del hartazgo que Roberto Borge generó entre los electores y les prometió enjuiciarlo a cambio del voto. Es sintomático que cada vez que viene la cresta de la ola de opinión que le exige meter a Borge a la cárcel, el mandatario corre a Televisa con Carlos Loret de Mola para hacer un anuncio persecutorio “espectacular” y medio calmar los enardecidos ánimos de los quintanarroenses.
El problema es que ahora su gran “amigo” el poblano Juan Vergara ya le echó a perder el teatrito de Televisa y Loret de Mola ya no cae en el garlito, pues la última vez Carlos Joaquín salió trasquilado por el periodista de alcance nacional. Alguna extraña cualidad tiene el secretario de Finanzas del gobernador que todo lo que toca lo destruye, o lo deja mal, lo deja peor que como estaba o de plano lo echa a perder.
Se supone que antes de los 7, Carlos Joaquín ya había puesto una denuncia contra Roberto Borge en la PGR, pero tampoco se conoce el número, o supuesto número de la carpeta de investigación.
En resumen, Carlos Joaquín nos está engañando con el asunto de las denuncias contra la administración pasada, pues éstas no existen. Sus razones tendrá para hacer esto y sólo él sabe porqué no da la cara a sus electores que le reclaman.
Las consecuencias de sus acciones recaerán exclusivamente sobre él.
Carlos Joaquín abrió la caja de pandora y ahora no sabe cómo cerrarla. Se aprovechó del hartazgo que Roberto Borge generó entre los electores y les prometió enjuiciarlo a cambio del voto. Es sintomático que cada vez que viene la cresta de la ola de opinión que le exige meter a Borge a la cárcel, el mandatario corre a Televisa con Carlos Loret de Mola para hacer un anuncio persecutorio “espectacular” y medio calmar los enardecidos ánimos de los quintanarroenses.
Las consecuencias de sus acciones recaerán exclusivamente sobre él.
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