
Mototaxis contra el abandono: La lucha comunitaria por rescatar el camino a Tixcacal Guardia
"No es solo una cuestión de comodidad, es de vida o muerte", afirmó Balam Pat
Felipe Carrillo Puerto.- En un acto de resistencia frente al olvido gubernamental, más de 60 mototaxistas de la comunidad de Señor, en Quintana Roo, tomaron palas, machetes y voluntad para rehabilitar el camino de 4 kilómetros que conecta su localidad con el centro ceremonial de Tixcacal Guardia. Este tramo, vital para la movilidad diaria y el acceso a un sitio sagrado de la cultura maya, lleva años sumido en el deterioro, con baches que amenazan la seguridad y maleza que devora los márgenes. La acción, liderada por sindicatos locales, no solo pone en evidencia la inacción de las autoridades, sino que plantea una pregunta incómoda: ¿hasta cuándo las comunidades tendrán que asumir tareas que corresponden al Municipio?
Un camino que une, pero también pone en riesgo
La jornada de trabajo, realizada el pasado fin de semana, fue una respuesta directa a la indiferencia oficial. Según Alejandro Balam Pat, líder del sindicato Confederación de Trabajadores Campesinos (CTC), los baches y la vegetación descontrolada han provocado accidentes recurrentes, desde caídas de motocicletas hasta daños en vehículos. "No es solo una cuestión de comodidad, es de vida o muerte", afirmó Balam Pat, subrayando que la vía es transitada a diario por cientos de personas, incluyendo familias que dependen de los mototaxis como principal medio de transporte.
El tramo Señor-Tixcacal Guardia no es cualquier camino. Además de su función práctica, lleva al centro ceremonial de Tixcacal Guardia, un lugar de profunda relevancia para las comunidades mayas de la región, donde se realizan rituales y celebraciones que mantienen viva una tradición milenaria. Que los propios habitantes tengan que rescatarlo del abandono refleja una desconexión preocupante entre las autoridades y las necesidades culturales y sociales de la zona.
Organización comunitaria frente a la burocracia
La iniciativa reunió a miembros de los sindicatos CTC, FATUQROO y FOUM, junto con vecinos y el subdelegado de Tixcacal, Juan Ek Cituk. Divididos en grupos para no interrumpir el tráfico, los voluntarios cubrieron dos kilómetros del tramo, bacheando con materiales improvisados y cortando la maleza que invadía la vía. La escena, aunque inspiradora, también es un recordatorio de las carencias estructurales en la región: sin maquinaria adecuada ni recursos oficiales, el trabajo dependió enteramente del esfuerzo humano.
Un llamado que resuena más allá de los baches
Los organizadores no buscan reflectores, pero su mensaje es claro: las autoridades deben asumir su responsabilidad. Balam Pat fue enfático al exigir un plan de mantenimiento permanente para el camino, una demanda que no debería ser extraordinaria en un país donde el derecho a la movilidad segura está contemplado en la ley. Sin embargo, la historia reciente sugiere que la presión comunitaria será clave para lograrlo. En 2022, protestas similares en otras zonas mayas obligaron a las autoridades a reparar caminos olvidados, aunque las soluciones suelen ser temporales.
La acción de los mototaxistas de Señor es un ejemplo de dignidad y organización, pero también un síntoma de un problema más profundo: la marginación de las comunidades indígenas en las políticas públicas. Mientras el centro ceremonial de Tixcacal Guardia sigue siendo un faro cultural, el camino para llegar a él refleja las grietas de un sistema que prioriza a unos sobre otros. ¿Será esta jornada el inicio de un cambio, o solo un parche más en una vía llena de promesas rotas?
Con información de: InZoom.mx